Frankenstein

Frankenstein o el moderno Prometeo es la novela más famosa de la escritora inglesa Mary Shelley. Hoy en día es considerada un clásico de la literatura universal, habiéndose realizado numerosas adaptaciones al cine, la televisión, el cómic y la animación.

La obra se considera todo un clásico dentro del género de la novela gótica y el primer texto de ciencia ficción de la literatura. En el libro se tratan temas como la moral científica, la creación y destrucción de la vida y el atrevimiento de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como una especie de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad.

Fue concebido como un relato de terror y en él vemos el debate bajo un concepto de carácter científico, moral y filosófico acerca del derecho del ser humano a crear vida inteligente.

Una lectura, sin duda, apasionante.

Características del libro:

Información adicional

Isbn:

978-84-18145-15-5

Nº de Páginas:

192 páginas

Dimensiones:

12 x 19 cm

Formato Portada:

Rústica

"Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan." — Marta rey

Lee un Avance de este libro

Si no conoces las bases, los cimientos, que hacen que este libro sea una obra maestra del género, te animamos a que empieces a leer el avance que te hemos preparado en la página virtual de abajo. Haz scroll. Ahí encontrarás un breve prólogo que te dará algunas pinceladas sobre lo que vas a descubrir a lo largo del libro, al tiempo que va a reactivar en ti el interés por esta magnífica pieza.

A continuación, podrás disfrutar de los primeros capítulos, para que así, de primera mano, te des cuenta de la dimensión de la obra que vas a comenzar.

¡FELIZ LECTURA!

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 Prólogo 

Frankenstein o el moderno Prometeo, publicada en 1818, es una de las novelas más famosas de la escritora inglesa Mary Shelley (1797-1851). Hoy en día es considerada un clásico de la literatura universal, habiéndose realizado numerosas adaptaciones al cine, la televisión, el cómic y la animación.

La obra se considera todo un clásico dentro del género de la novela gótica y el primer texto de ciencia ficción de la literatura. En el libro se tratan temas como la moral científica, la creación y destrucción de la vida y el atrevimiento de la humanidad en su relación con Dios. De ahí el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como una especie de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad. Fue concebido como un relato de terror y en él vemos el debate bajo un concepto de carácter científico, moral y filosófico acerca del derecho del ser humano a crear vida inteligente y qué consecuencias puede acarrear una acción de tales características. La obra surgió en el frío verano de 1816 en Suiza, cuando una lluviosa noche Lord Byron propuso en una reunión hacer un concurso para ver quién podría crear la mejor historia de terror en una noche tan propicia. La vencedora fue Mary Shelley, quien dijo que la historia le había surgido en un sueño, si bien es muy probable que se inspirara en la historia de un científico “chiflado” llamado Andrew Crosse, unido al hecho de que una hija de la autora había fallecido poco antes y deseaba verla “resucitar”.

La trama es como sigue: el doctor Víctor Frankenstein estaba obsesionado con sus estudios sobre la esencia de la vida. Cuando finalmente descubrió dicha esencia, Frankenstein se dedicó a crear un ser humano: un hombre de 2.5 m de altura con fuerza y resistencia sobrehumanas de piezas que tomó de diversos cuerpos. Todo esto lo llevaba en secreto y, mientras trabajaba en su proyecto, se distanciaba de su familia y su salud comenzó a deteriorarse por el tiempo que dedicaba a su creación, pero no paró hasta ver su proyecto terminado. Al fin una noche de otoño, Frankenstein dio vida a su creación, pero sus ilusiones de grandeza fueron rápidamente desapareciendo al ver a la horripilante bestia. Él había elegido piezas que creía perfectas y hermosas, pero el resultado del conjunto era algo horrendo y escalofriante. Por este motivo, el monstruo fue rechazado por los aldeanos y se agrió su carácter, con lo que comenzó a odiar al género humano. Pidió a Frankenstein que le creara una compañera, pero, al ver defraudadas sus expectativas, comenzó la venganza contra su creador, asesinando a su prometida y provocando la muerte de su padre, por lo que el doctor juró dedicar su vida a encontrar y eliminar al monstruo que había creado.

La influencia del libro en la cultura popular es tan grande que el término “frankenstein” se utiliza habitualmente para referirse a algo antinatural y horrendo.

Una lectura, sin duda, apasionante.

—Juan José Marcos

 

“Maldito sea el día en que recibí la vida, maldito sea mi creador.”

Frankenstein


 Primera Carta 

A Mrs. Saville, Inglaterra.

San Petersburgo, 11 de diciembre de 17...

Te alegrará saber que el inicio de la empresa que tú contemplabas con tan malos augurios no ha sufrido ningún desastre. Llegué, y mi primer deber es tranquilizar a mi querida hermana sobre mi bienestar y comunicarle mi creciente confianza en el éxito de mi misión.

Ya estoy muy al norte de Londres y, al caminar por las calles de Petersburgo, siento una fría brisa norteña en las mejillas que me estimula los nervios y me colma de dicha. ¿Comprendes este sentimiento? Esta brisa, procedente de las regiones hacia las que me dirijo, me predice su clima gélido. Confortado por este viento promisorio, mis esperanzas se tornan más ardientes y reales. Trato de persuadirme en balde de que el Polo es la morada del hielo y la desolación. No dejo de imaginarlo como la región de la belleza y el goce. Allí, siempre luce el sol, Margaret, y su gran esfera siempre está acariciando el horizonte y derramando un resplandor eterno. Con tu permiso, hermana mía, allí daré un margen de confianza a anteriores navegantes, allí donde la nieve y el hielo no existen, donde navegando por un mar en calma se puede llegar a una tierra cuyas maravillas y belleza sobrepasan a las de cualquier región descubierta hasta ahora en el mundo habitado. Es posible que ni sus productos ni sus rasgos tengan parangón, como ocurre sin duda con los fenómenos de los cuerpos celestes de esas soledades no descubiertas. ¿Existe algo que se pueda esperar en una región donde la luz es perpetua? Tal vez halle allí la sorprendente fuerza que atrae la aguja. Es posible que compruebe mil observaciones del firmamento que solo requieren este viaje para deshacer sus aparentes excentricidades para siempre. Saciaré mi ardiente curiosidad viendo una parte del mundo hasta ahora nunca visitada y pisaré una tierra nunca antes hollada por el hombre. Estos son mis incentivos y bastan para superar todo temor al peligro o a la muerte y empujarme a emprender este duro viaje con el mismo placer de un niño cuando sube a una barca con sus compañeros de vacaciones durante una expedición a su río natal. Ahora bien, suponiendo que todas estas conjeturas fueran falsas, no puedes negar el inestimable bien que podré hacer a toda la humanidad, hasta su última generación, si descubro cerca del Polo un camino hacia los países adonde hoy día se tarda varios meses en llegar o, si ello es posible, descubro el secreto del imán, para lo cual solo es precisa una misión como la mía.

Estas reflexiones han borrado la agitación con la que inicié mi carta y siento que mi corazón brilla con un entusiasmo que me eleva al cielo porque nada contribuye tanto a serenar la mente como un propósito firme, un objetivo sobre el cual el alma pueda fijar su ojo intelectual. Esta expedición ha sido el sueño favorito de mis primeros años. He devorado las narraciones de los diversos viajes emprendidos con el fin de llegar al Océano Pacífico Norte atravesando los mares que circundan el Polo. Puede que recuerdes que toda la biblioteca del bueno de nuestro tío Thomas estaba compuesta por una historia de todos los viajes de exploración realizados.

Descuidaron mi educación, pero fui un ávido lector. Aquellos volúmenes constituían mi estudio día y noche y, cuanto más me familiarizaba con ellos mayor era la pena que experimenté cuando supe, siendo un niño, que la última voluntad de mi padre en su lecho de muerte fue la de prohibir a mi tío que me permitiera embarcarme como marino. Estas visiones se disiparon con mi primer contacto con los poetas cuyas efusiones embelesaron mi alma y la elevaron al cielo. También yo me transformé en poeta y viví durante un año en un paraíso de mi propia creación. Imaginé que podría obtener un lugar allí donde se veneran los nombres de Homero y Shakespeare. Bien conoces tú mi fracaso y la amargura de mi decepción. Pero en esa época heredé la fortuna de mi primo y mis pensamientos regresaron a su senda primitiva.

Seis años han transcurrido desde que decidí acometer esta tarea. Ahora incluso soy capaz de acordarme del preciso instante en que resolví dedicarme a esta empresa. Comencé acostumbrando a mi cuerpo a las dificultades.

Me enrolé en balleneros que viajaban al mar del Norte y padecí por propia voluntad frío, hambre, sed y sueño. Faené con frecuencia más que cualquier marinero durante el día mientras las noches las pasaba estudiando matemáticas, teoría de la Medicina y las ramas de las ciencias físicas que creí más útiles en la práctica para un aventurero naval. Dos veces me alisté como segundo oficial en un ballenero de Groenlandia y en ambas ocasiones me desenvolví hasta causar admiración. Debo confesar que sentí orgullo cuando el capitán me ofreció ser el piloto del barco e insistió en que me quedara por lo mucho que valoraba mis servicios.

Y ahora, querida Margaret, ¿no merezco realizar alguna gran tarea? Podría haber vivido una existencia entre lujos y confort, pero me he decantado por la gloria frente a cualquier placer que pudiera procurarme la riqueza. ¡Ojalá me respondiese en sentido afirmativo una voz de aliento! Mi coraje y mi decisión son firmes, pero mis esperanzas zozobran y con frecuencia mi ánimo decae. Pronto iniciaré un largo y penoso viaje cuyos incidentes me exigirán toda mi valentía. No solo se espera de mí que anime a otros, sino que sea fuerte cuando ellos desmayen. Esta es la mejor época para viajar por Rusia. Vuelan rápidamente sobre la nieve en sus trineos. El movimiento es agradable y, desde mi punto de vista, mucho más cómodo que el de los coches de caballos ingleses. Si se va enfundado en pieles, vestimenta que yo he adoptado, no hace demasiado frío. Existe una gran diferencia entre caminar por la cubierta y quedarse sentado, quieto durante horas, sin ejercitarse para que la sangre no se te hiele literalmente en las venas. No es mi intención perder la vida en el camino entre San Petersburgo y Arcángel.

Dentro de dos o tres semanas marcharé hacia esta ciudad con la idea de fletar un barco allí, lo cual será fácil si pago el seguro a su dueño. Enrolaré también tantos marineros como estime necesarios de entre los que estén hechos a viajar en balleneros. No navegaré hasta junio y en cuanto a mi regreso, querida hermana, ¿qué puedo contestar a esta pregunta?

Si tengo éxito, transcurrirán muchísimos meses e incluso años antes de que tú y yo volvamos a vernos. Si fracaso, nos encontraremos muy pronto o nunca.

Ve con Dios, mi querida y excelente Margaret. Que el cielo te colme de bendiciones y a mí me proteja para poder darte una y otra vez testimonio de mi gratitud por todo tu amor y amabilidad.

 

Tu afectuoso hermano,

Robert Walton

 

 Segunda Carta 

A Mrs. Saville, Inglaterra.

Arcángel, 28 de marzo de 17…

¡Qué lentamente transcurre aquí el tiempo, rodeado como estoy de escarcha y nieve! No obstante, ya he dado un segundo paso para acometer mi tarea. He fletado un barco y estoy dedicándome a reunir a la tripulación. Los hombres que he enrolado parecen de confianza y sin duda dotados de un valor inquebrantable.

Sin embargo, todavía no he satisfecho un deseo y su ausencia me parece un mal terrible. Margaret, no tengo amigos. Cuando brille con el entusiasmo del éxito, nadie compartirá mi alegría. Si caigo en el desánimo, nadie hará nada por disipar mi abatimiento. Es verdad que podré escribir mis pensamientos en el papel, pero es un mal medio para transmitir sentimientos. Echo de menos la compañía de un hombre en quien confiar y cuya mirada responda a la mía. Puedes tomarme por un romántico, querida hermana, pero añoro mucho un amigo. No tengo a nadie junto a mí que sea amable y valiente a la vez, cultivado y con una mente capaz, de gustos similares a los míos, que pueda refrendar o enmendar mis proyectos.

¡Cómo remediaría un amigo así los fallos de tu pobre hermano! Soy muy ardoroso en la ejecución y demasiado impaciente con los obstáculos. Pero más nocivo es para mí haber sido un autodidacta. Durante los primeros catorce años de mi existencia vagué como un salvaje por la campiña y nada leí excepto los libros de viajes de nuestro tío Thomas. Fue a esa edad cuando comencé a familiarizarme con los célebres poetas de nuestro país. Sin embargo, hasta que no tuve en mis manos el poder de sacar el máximo beneficio de esta convicción no vi necesario aprender otras lenguas que no fuesen la mía. Ahora tengo veintiocho años y soy sin duda más inculto que muchos escolares de quince. He reflexionado más, es verdad, y mis sueños son más amplios y magníficos, pero carecen (como dicen los pintores) de equilibrio. Realmente necesito un amigo con suficiente sentido común como para no despreciarme por romántico y con bastante afecto como para esforzarse por ordenar mi mente.

Bien, estas quejas son inútiles. No encontraré ningún amigo en el ancho océano, ni siquiera aquí en Arcángel, entre mercaderes y marinos. No obstante, ajenos a la escoria de la naturaleza humana, incluso en estos rudos pechos palpitan algunos sentimientos. Mi lugarteniente, por ejemplo, es un hombre de gran coraje e iniciativa, desea con locura la gloria o, más bien, por redactar mi frase con mayor precisión, avanzar en su profesión. Es inglés y, pese a sus prejuicios nacionales y profesionales que no ha suavizado la educación, retiene algunas de las más nobles cualidades humanas. Lo vi por primera vez a bordo de un ballenero y, cuando supe que se hallaba en esta ciudad sin trabajo, me fue fácil enrolarlo para que me ayudara en mi empresa.

El capitán es una persona de excelente disposición y muy querido en el barco por su amabilidad y suavidad en la disciplina. Esta circunstancia, que se suma a su conocida integridad y su intrepidez, me hizo desear enrolarlo. Una juventud solitaria y mis mejores años bajo tu tutela amable y femenina, han refinado tanto mi carácter que no soy capaz de evitar un intenso disgusto ante la habitual brutalidad que se ejerce a bordo de un barco. Jamás he creído que fuese necesaria, y cuando he oído hablar de un marino igualmente notorio por su amabilidad de carácter como por el respeto y la obediencia que le prodiga su tripulación, me he sentido especialmente afortunado de poder contar con sus servicios. Oí hablar de él la primera vez de una forma bastante romántica y a través de una dama que le debe la felicidad de su vida. Esta es, de manera breve, su historia.

Hace unos años se enamoró de una joven rusa de una familia moderadamente rica y, tras amasar una considerable fortuna capturando buques enemigos, el padre de la joven dio su consentimiento al matrimonio. Él vio a su prometida una vez antes de la ceremonia. Sin embargo, ella se arrojó a sus pies, bañada en lágrimas, y le rogó que la perdonara y le confesó su amor por otro hombre con quien su padre jamás la consentiría unirse porque era pobre. Mi generoso amigo tranquilizó a la suplicante y, en cuanto supo el nombre de su amado, abandonó al instante su pretensión. Había adquirido ya una granja con su dinero, donde pensaba pasar el resto de su vida, pero se la legó a su rival junto con su fortuna para que comprase ganado.

 

FIN DE LAS PRIMERAS PÁGINAS…

Lee un Avance de este libro

Si no conoces las bases, los cimientos, que hacen que este libro sea una obra maestra del género, te animamos a que empieces a leer el avance que te hemos preparado en la página virtual de al lado. Haz scroll. Ahí encontrarás un breve prólogo que te dará algunas pinceladas sobre lo que vas a descubrir a lo largo del libro, al tiempo que va a reactivar en ti el interés por esta magnífica pieza.

A continuación, podrás disfrutar de los primeros capítulos, para que así, de primera mano, te des cuenta de la dimensión de la obra que vas a comenzar.

¡FELIZ LECTURA!

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Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan.

Marta rey

Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan.

Marta rey

Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan.

Marta rey

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