Los mejores relatos Julio Verne

Julio Verne fue un escritor, poeta y dramaturgo célebre por sus novelas de aventuras y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción, del que se le considera un precursor.

Títulos como “De la tierra a la luna”, “20.000 leguas de viaje submarino”, “Cinco semanas en globo”, “La vuelta al mundo en 80 días” o “Viaje al centro de la tierra” son de sobra conocidos por el gran público, y se encuentran entre los libros más leídos de toda la literatura universal. No en vano, Verne es el autor francés más traducido a otros idiomas y el segundo a nivel mundial después de Agatha Christie.

Junto a sus grandes novelas, Julio Verne también escribió multitud de brillantes relatos, pequeñas obras maestras dentro su producción que estamos seguros de que le entusiasmarán. Sin duda, la lectura de estas joyas estimulará su imaginación y le sumergirá en el maravilloso mundo verniano, cuya poderosa inventiva anticipó algunos de los hitos más importantes de la humanidad.

Características del libro:

Información adicional

Isbn:

978-84-18145-16-2

Nº de Páginas:

160 páginas

Dimensiones:

12 x 19 cm

Formato Portada:

Rústica

"Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan." — Marta rey

Lee un Avance de este libro

Si no conoces las bases, los cimientos, que hacen que este libro sea una obra maestra del género, te animamos a que empieces a leer el avance que te hemos preparado en la página virtual de abajo. Haz scroll. Ahí encontrarás un breve prólogo que te dará algunas pinceladas sobre lo que vas a descubrir a lo largo del libro, al tiempo que va a reactivar en ti el interés por esta magnífica pieza.

A continuación, podrás disfrutar de los primeros capítulos, para que así, de primera mano, te des cuenta de la dimensión de la obra que vas a comenzar.

¡FELIZ LECTURA!

😀 😀 😀

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 Prólogo 

Julio Verne (1828-1905) fue un escritor, poeta y dramaturgo francés célebre por sus novelas de aventuras y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción, del que se le considera un precursor. Títulos como “De la tierra a la luna”, “20.000 leguas de viaje submarino”, “Cinco semanas en globo”, “La vuelta al mundo en 80 días” o “Viaje al centro de la tierra” son de sobra conocidos por el gran público, y se encuentran entre los libros más leídos de toda la literatura universal. No en vano, Verne es el autor francés más traducido a otros idiomas y el segundo a nivel mundial después de Agatha Christie.

Junto a sus grandes novelas, Julio Verne también escribió multitud de relatos, que han quedado eclipsados por las anteriores, pero que tienen su propio mérito.

En efecto, este escritor francés fue también un consumado autor de narraciones y cuentos breves, que solía escribir entre sus obras de más envergadura. En estos relatos, Verne cultivó gran cantidad de géneros literarios, desde el puramente aventurero hasta la ciencia ficción, pasando por el humorístico o el terror. Con las cinco ficciones que componen esta colección, podemos obtener una perspectiva representativa de los diferentes intereses de Verne. Relatos trepidantes, llenos de emoción, aventuras y acción en los que el particular estilo narrativo verniano siempre está presente.

La presente recopilación contiene cinco pequeñas joyas dentro de su amplia obra, como La jornada de un periodista americano en el año 2.889, Un drama en los aires, Una fantasía del Doctor Ox, Los amotinados de la Bounty y Un expreso del futuro.

Sin duda, una lectura que estimulará su imaginación y que le sumergirá en el maravilloso mundo de este extraordinario literato, cuya poderosa inventiva anticipó algunos de los hitos más importantes de la humanidad, que se produjeron muchos años después de su muerte.

—Juan José Marcos

 

“Viajar nos permite enriquecer nuestras vidas con nuevas experiencias, disfrutar y ser educados, aprender a respetar las culturas extranjeras, establecer amistades y, sobre todo, contribuir a la cooperación internacional y la paz en todo el mundo.”

Julio Verne


LA JORNADA DE UN PERIODISTA AMERICANO EN EL AÑO 2.889 

Los hombres de este siglo XXIX viven bajo una exhibición de continua magia, sin que parezcan percatarse de ello. Saturados de tantas maravillas, se muestran indiferentes ante los avances que el progreso les brinda cada día. Mostrándose más justos, apreciarían como se merecen todos los primores de nuestra civilización. Si la pudiesen comparar con el pasado, se darían cuenta del largo camino recorrido. Mucho más admirables les parecerían sus modernas ciudades con calles de cien metros de ancho, con casas de trescientos metros de altura, a una temperatura siempre constante, con el cielo surcado por millares de aerocoches y aerobuses. Comparadas con estas ciudades, cuya población alcanza en ocasiones los diez millones de habitantes, qué eran aquellos pueblos y aldeas de hace más de mil años, los París, los Londres, Berlín y Nueva York, unas aldehuelas mal aireadas y llenas de lodo, donde transitaban unas especies de cajas oscilantes , tiradas por caballos. ¡Sí, por caballos! ¡Para no creer! Si recordaran bien el defectuoso funcionamiento de las embarcaciones y de los ferrocarriles, su lentitud y sus frecuentes choques, ¿qué precio no estarían dispuestos a pagar los viajeros por los aerotrenes y sobre todo por los tubos neumáticos, desplegados a través de los océanos y por los que se les puede transportar a una velocidad cercana a los 1.500 kilómetros por hora? Además, ¿no se disfrutaría mucho más del teléfono y de las telefotos, recordando los antiguos inventos de Morse y de Hugues, tan poco eficientes para la transmisión inmediata de información?

¡Es extraño! Estos sorprendentes descubrimientos se fundamentan en principios perfectamente conocidos que tal vez nuestros antepasados habían descuidado en demasía. Así es; el calor, el vapor, la electricidad son tan antiguos como el hombre mismo. A finales del siglo XIX, ¿no afirmaban los científicos ya que la única diferencia entre las fuerzas físicas y químicas se encontraba en un modo de vibración propio de sus partículas etéricas?

Puesto que ya se había consolidado ese gigantesco paso de saber reconocer la similitud de todas estas fuerzas, es algo verdaderamente inconcebible que hayan necesitado tanto tiempo para determinar cada uno de los métodos de vibración que las diferencian. Sobre todo es sorprendente que la fórmula para reproducirlas directamente una de la otra se haya descubierto tan recientemente.

Pero así fue cómo sucedieron los acontecimientos, y fue en 2790, hace solamente unos cien años, cuando el célebre Oswald Nyer lo consiguió.

¡Este gran hombre fue un verdadero benefactor de la naturaleza! ¡Su relevante invención fue la madre de todas las demás! Y así surgió una generación de creadores que condujo hasta nuestro impresionante James Jackson. A él es a quien debemos esos nuevos acumuladores que condensan, unos, la fuerza contenida en los rayos solares; otros, la electricidad que se almacena en el interior de nuestro globo; otros más, por fin, la energía proveniente de una fuente cualquiera: los vientos, las cascadas, los ríos, los arroyos, etcétera… También es a él a quien debemos el transformador que, al extraer la energía de los acumuladores bajo las formas de calor, de luz, de electricidad, de potencia mecánica… es capaz de devolverla al espacio, después de haber obtenido de ella todo el trabajo deseado.

¡Sí! Es el mismo día en que estos dos artefactos fueron creados cuando se originó verdaderamente el progreso. Tienen aplicaciones incalculables. Han ayudado muy eficientemente a la agricultura al atenuar las inclemencias del invierno mediante la restitución del exceso de los calores veraniegos. Han permitido que el comercio se desarrollara espléndidamente al suministrarle la fuerza motriz de los aparatos de navegación aérea. A ellos es debida la incesante producción de electricidad sin utilizar pilas ni máquinas, la producción de luz sin combustión ni incandescencia y, por último, la producción de una inagotable fuente de trabajo, que ha multiplicado la producción industrial.

¡Pues bien! Ahora nos vamos a encontrar al conjunto de todas estas maravillas en una incomparable mansión, la mansión del Earth Herald, inaugurada recientemente en la avenida 16.823 de Centrópolis, la actual capital de los Estados Unidos de las dos Américas. Si el fundador del New York Herald, Gordon Bennett, volviera hoy a la vida, ¿qué podría decir al contemplar este palacio de mármol y oro, perteneciente a su ilustre nieto, Francis Bennett? Tras veinticinco generaciones el New York Herald se mantuvo en manos de la ilustre familia de los Bennett. Hace doscientos años, cuando el gobierno de la Unión se trasladó de Washington a Centrópolis, el periódico hizo lo mismo —a no ser que el gobierno haya seguido al periódico— tomando el nuevo nombre de Earth Herald.

No debe pensarse que declinara bajo la dirección de Francis Bennett. ¡No! Por el contrario, su nuevo director, le infundiría una energía y vitalidad sin parangón al inaugurar el periodismo telefónico. Conocemos este nuevo sistema, que ha sido llevado a la práctica gracias a la extraordinaria difusión del teléfono. En lugar de ser impreso, como en los tiempos pasados, cada mañanas, el Earth Herald es «hablado»; se trata de una rápida conversación con un reportero, con un político o un científico, con los que los abonados se informan de lo que puede interesarles. Para los clientes no suscritos, el simple pago de unos centavos les permite conocer el ejemplar del día en las innumerables cabinas fonográficas que existen.

Esta innovación ideada por Francis Bennett revitalizó el antiguo periódico. En unos pocos meses su clientela ascendió a ochenta y cinco millones de abonados y la fortuna del director aumentó poco a poco hasta los treinta mil millones, una cifra muy superada en la actualidad. Gracias a este capital, Francis Bennett ha podido construir su nueva mansión, una grandiosa edificación de cuatro fachadas, de tres kilómetros de longitud cada una, cuyo techo se ampara bajo el memorable pabellón de las setenta y cinco estrellas de la Confederación.

Francis Bennett, el rey de los periodistas, sería sin duda hoy el señor de las dos Américas si los americanos pudiesen aceptar alguna vez la figura de un soberano cualquiera. ¿Lo duda usted? Los representantes de todas las naciones y nuestros mismos ministros se apiñan delante de su puerta, mendigando sus consejos, buscando su aprobación e implorando el apoyo de su poder supremo. Se puede calcular la cantidad de sabios que alentaba, de los artistas que mantenía, de los inventores a los que subvencionaba. Una misión fabulosa la suya; un trabajo sin descanso y, en verdad, está claro que un hombre de otro tiempo no hubiese podido resistir esta labor diaria. Afortunadamente, los hombres de hoy en día son de una constitución más robusta, gracias al llamado progreso de la higiene y de la gimnasia, que ha permitido elevar desde los treinta y siete a los cincuenta y ocho años el promedio de la vida humana, gracias también al descubrimiento de los llamados alimentos científicos, mientras esperamos el ya próximo descubrimiento del aire nutritivo, que permitirá nutrirse… solo mediante la respiración.

Y ahora, si tienen interés en conocer todo lo que constituye la jornada de un director del Earth Herald, tómense la molestia, hoy mismo, 25 de julio del presente año de 2890, de seguirlo en sus múltiples y variadas ocupaciones.

Francis Bennett se había despertado esa misma mañana de muy mal humor. Hacía ya ocho días que su esposa viajó a Francia. Se encontraba un poco solo. ¿Pueden creerlo? Se habían casado hacía diez años y esta era la primera vez que la señora Edith Bennett —la profesional Beauty—, se ausentaba durante tanto tiempo. Habitualmente, dos o tres días eran suficientes para sus frecuentes viajes a Europa, y con más particularidad a París, donde acudía a comprarse sombreros.

 

FIN DE LAS PRIMERAS PÁGINAS…

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Si no conoces las bases, los cimientos, que hacen que este libro sea una obra maestra del género, te animamos a que empieces a leer el avance que te hemos preparado en la página virtual de al lado. Haz scroll. Ahí encontrarás un breve prólogo que te dará algunas pinceladas sobre lo que vas a descubrir a lo largo del libro, al tiempo que va a reactivar en ti el interés por esta magnífica pieza.

A continuación, podrás disfrutar de los primeros capítulos, para que así, de primera mano, te des cuenta de la dimensión de la obra que vas a comenzar.

¡FELIZ LECTURA!

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Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan.

Marta rey

Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan.

Marta rey

Uno de los libros más impresionantes que he leído, una historia claustrofóbica que te sitúa enfrente del espejo y deja que tus miedos y complejos se muestren para que luego los controles o desparezcan.

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